- Los morenistas ‘puros’, los llamados fundadores del movimiento —pregúntele a Marcelo Ebrard— arrebatan cada candidatura y cada plaza, rechazando con frecuente agresión, a quienes llaman advenedizos.
Leonardo Kourchenko//LA ALDEA //elfinanciero.com.mx
Se disparan por todos lados. En el oficialismo, en la oposición, en la relación México–EU, en los mensajes que del otro lado de la frontera se disparan. El año electoral por partida doble está al máximo.
En Morena aparecen batallas regionales por las candidaturas. Desde el centro salen emisarios y hasta la propia candidata, para apagar fuegos y potenciales tormentas por un lugar en “las listas”. Es ahora o nunca. A punto están los partidos de cerrar candidaturas, nombres y distritos para municipios, congresos locales y federal y, los más “planchados”, los sitios para gobernador.
Pero a pesar de todo, no han estado exentos de conflictos.
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Ahí tiene usted Morelos, donde la presencia del medio hermano del gobernador expulsó en la práctica a la candidata más aventajada. Las consecuencias están a la vista: una probable derrota de Morena en la tierra corrompida e insegura de Cuauhtémoc Blanco.
Veracruz es otro caso delicado por el mal desempeño de Rocío Nahle como candidata. Por un lado, están los pésimos números y condiciones que deja Cuitláhuac García en el estado, y se suma una candidata débil, sin arrastre entre los electores y sin capacidad de convocatoria.
La Ciudad de México es un enclave electoral poderosísimo: base y origen de la izquierda en el gobierno desde el lejano año de 1997, con el triunfo del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas.
La CDMX, su presupuesto, y como señalan varias investigaciones, el acceso a recursos ilimitados en efectivo y sin comprobación, han sido el motor del PRD en su momento, y de los miles de tránsfugas que se mudaron a Morena.
El escenario para el panista Santiago Taboada es más allá de probable, si no posible.
La cerrazón del presidente López Obrador en torno al precandidato Omar García Harfuch y su potencial cercanía con las clases medias, amén de los buenos resultados en materia de seguridad, apuntaban a la construcción de una candidatura competitiva.
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La selección obsesiva y preferente de Clara Brugada, por encima de la encuesta y el análisis del mercado electoral capitalino, produjo una candidata muy popular entre los suyos, y con cero posibilidades de conquistar votos en el norte y sur de la ciudad.
Pareciera estar condenada al reducto oriental, Iztapalapa, Iztacalco, eventualmente Tláhuac y algún sector de Tlalpan.
Se ve prácticamente imposible que la señora Brugada pueda conquistar votos en Benito Juárez, Miguel Hidalgo, Magdalena Contreras y Santa Fe.
Seremos testigos de una campaña hasta el final en la CDMX, con no pocas posibilidades de derrota para Morena.
Podría ser trascendental para el futuro del movimiento; imagine usted una potencial victoria en la Presidencia perdiendo la CDMX, sería de profundas consecuencias.
Lo cierto es que la historia no está escrita. Ni siquiera a nivel presidencial.
Morena y el gobierno replican la retórica de la aplastante maquinaria victoriosa que garantiza el triunfo.
En los hechos no es así. No solo por las mediciones — muy dispares, por cierto—, no existen ni siquiera medidas que permitan trazar pronósticos o escenarios. Es importante decir que el gobierno y su poderoso aparato de propaganda, publica algunas de las encuestas que ellos mismos pagan. Así es que debemos ser cautelosos.
La historia la conoceremos el 2 de junio por la noche, con el PREP y los conteos rápidos.
Tendremos una contienda electoral por la Presidencia con claras tendencias a cerrarse. A una competencia muy estrecha, de difícil pronóstico.
Se esperan, según todos los expertos, extendidos votos diferenciados. Por un partido para los ejecutivos, por otros para congresos y alcaldías.
El Plan C de Morena, para controlar con abundante mayoría las cámaras de Diputados y Senadores, les puedo adelantar que resultará altamente improbable y complejo, que mantengan incluso las mayorías simples que hoy controlan.
Los morenistas “puros”, los llamados fundadores del movimiento —pregúntele a Marcelo Ebrard— arrebatan cada candidatura y cada plaza, rechazando con frecuente agresión, a quienes llaman advenedizos, recién llegados, aprovechados de las victorias para sumarse a la ola y reclamar posiciones de liderazgo. Hay tensiones y combate interno que pretenden apagar.
A esas tareas pacificadoras ha tenido que dedicar horas y viajes la doctora Sheinbaum. En el frente opositor, los tres partidos de siempre, se han repartido —con una mediana y aceptable concordia— distritos y candidaturas. A pesar de evitar rupturas o rompimientos, la candidata expresa con frecuencia cierta inconformidad, con algunos de los postulados y con los viejos métodos de cúpula.
Tampoco están ausentes de tensiones y arrebatos. Faltan menos de cinco meses, y las tensiones se van a intensificar.